Postales del conflicto
Briceño, 2012.
Unos hombres le dijeron que fuera donde "Bajira” a Las Auras, un corregimiento de Briceño; después de negarse durante un rato, le advirtieron que era mejor que fuera, que recordara que ella tenía una niña. En ese momento, su hermana era presidenta de la Junta de Acción Comunal de Las Auras y también era víctima de muchos hostigamientos, pensó en que las cosas estaban muy mal, entonces dejó las niñas en la casa y fue para ver de qué se trataba. Cuando llegó, el jefe paramilitar la tiró a la cama e hizo con ella todo lo que quiso, ella lloraba y le pedía que la dejara en paz, que ya había encontrado lo que quería y que la dejara ir. No fue así, “Bajira” la amenazó diciéndole que debía vivir con él o sus hijas corrían peligro, la secuestró y la obligó a tener una relación sentimental con él durante tres meses mientras la maltrataba física, sexual y psicológicamente. Cuando logró escaparse, se fue a Venecia, abandonó su casa y perdió los bienes que poseía. Dos meses después, logró estabilizarse y se fue con sus hijas a Medellín porque le daba temor volver al municipio. Una vez regresó al apartamento, pero fue traumático: se sintió insegura y vulnerable. Aunque “Bajira” murió, eso no le genera ninguna confianza ni le hace desaparecer el dolor sufrido.
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